El monopolio del tabaco culminó años después de la consumación de la Independencia de México, alrededor de 1827-1830, cuando, ante la amenaza de reconquista española del brigadier Isidro Barradas Valdés, el ministro de Hacienda, Lorenzo de Zavala, implementó medidas drásticas, como la abolición del monopolio del tabaco y, por ende, de las Fábricas Reales.